Historia y Rivalidad de Sevilla FC y Betis: Pasión Centenaria en el Derbi Sevillano

Orígenes, leyendas y momentos claves que han marcado la emoción del fútbol andaluz

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Camapa Editorial

2/28/202514 min read

El fútbol andaluz late con fuerza en cada rincón de la ciudad hispalense. Y es que el derbi sevillano entre Sevilla FC y Real Betis Balompié no es solo un partido cualquiera: es una auténtica fiesta de color, orgullo y tradición que trasciende el césped para colarse en las conversaciones de la gente, en la música de las calles y en el alma de toda una región. A lo largo de más de un siglo de historia compartida, estos dos clubes han ido forjando una rivalidad que, lejos de apagarse, se enciende cada temporada con renovada intensidad. En este artículo te invitamos a hacer un viaje desde sus inicios hasta las anécdotas más actuales, pasando por los momentos que han quedado grabados a fuego en la memoria colectiva. Ponte cómodo y prepárate para sumergirte en la pasión del derbi más caliente de Andalucía.

El arranque de dos proyectos futboleros con un mismo escenario: Sevilla

Para entender la histórica rivalidad entre Sevilla FC y Betis, primero hay que situarse en la Sevilla de principios del siglo XX. En una ciudad con una cultura vibrante, un clima cálido y un gusto especial por la fiesta y el espectáculo, no es de extrañar que el deporte rey echara raíces con tanta facilidad. El fútbol llegó a España por la vía marítima, traído por marineros y comerciantes británicos. Entre los puertos más importantes se encontraba el de Sevilla, punto clave para el intercambio comercial y cultural.

El nacimiento oficial del Sevilla FC

Aunque el Sevilla Football Club presume de un origen que data de 1890 (cuando se disputó el primer partido documentado en la ciudad), la inscripción oficial en el registro se produjo en 1905. Los colores elegidos para representar al club fueron el blanco y el rojo, colores que, según algunas versiones, se adoptaron en honor a la bandera de la ciudad. Desde sus primeros pasos, el Sevilla FC tuvo entre sus filas a jugadores tanto españoles como británicos, mostrando una visión cosmopolita que, con el tiempo, se convertiría en una de sus señas de identidad.

El Sevilla FC pronto se ganó el respeto en el ámbito regional gracias a sus primeros trofeos y a un estilo de juego que combinaba técnica, garra y un olfato goleador temible. Sus primeros pasos competitivos estuvieron ligados a campeonatos locales y regionales, donde medirse a otros equipos andaluces se convirtió en la excusa perfecta para encender la llama del fútbol en una ciudad ávida de espectáculo.

El origen del Real Betis Balompié

Por su parte, el Betis (llamado entonces Betis Foot-ball Club) vio la luz oficialmente en 1907, aunque la denominación de Real Betis Balompié llegaría algunos años después, cuando recibió el título de “Real” de manos del rey Alfonso XIII en 1914. El Betis adoptó el verde y el blanco como colores oficiales, una combinación que se dice inspirada en el escudo de la ciudad y en la bandera andaluza. Durante sus primeros años, el Betis se movió en un contexto eminentemente local, compitiendo en campeonatos regionales y construyendo paso a paso su identidad.

La apuesta del Betis por el “balompié” (terminología en castellano que buscaba competir con la palabra inglesa “football”) indicaba ya su intención de arraigar el deporte en la cultura española, dándole un toque autóctono y propio. Si el Sevilla FC tuvo un cariz más aristocrático en sus orígenes, el Betis se proyectaba como un club más popular, con un discurso cercano y arraigado en los barrios más humildes.

Primeros choques: cuando la rivalidad se viste de corto

Antes de que el fútbol se convirtiera en un fenómeno de masas mundial, las disputas deportivas en España se libraban en campos de tierra y con balones rudimentarios. Las primeras confrontaciones entre Sevilla FC y Betis no contaban con la parafernalia ni la espectacularidad de hoy día, pero ya en esos encuentros se respiraba un ambiente eléctrico que presagiaba la histórica rivalidad que se forjaría décadas después.

Se cree que el primer derbi oficioso se jugó en 1910, aunque los registros de la época no siempre son exactos. El ambiente que se vivía alrededor de estos primeros choques ya adelantaba los tintes de pasión desbordada que hoy conocemos. La ciudad entera se dividía en dos bandos: familias, amigos e incluso compañeros de trabajo apostaban sus simpatías de un lado o del otro, siempre con el deseo de derrotar al equipo rival y celebrar el triunfo con un orgullo casi épico.

El salto a la competición nacional

Con la creación de la Liga española en 1928, ambos equipos dieron el salto al plano nacional. El Sevilla FC y el Betis deseaban codearse con los grandes clubes del país. El Betis, con su denominación ya consolidada como Real Betis Balompié, logró el hito histórico de ganar la Liga en 1935, convirtiéndose en el primer club andaluz en conquistar el campeonato nacional. Ese título, alcanzado contra todo pronóstico, dio a la afición verdiblanca una inyección de orgullo que, con el paso de los años, se ha convertido en parte de su ADN.

El Sevilla FC, por su parte, también consiguió grandes logros en Copa y se fue afianzando como un club de referencia, alzando su primer título copero en 1935. Además, con el paso de las décadas, el Sevilla se erigiría como uno de los equipos más laureados de Andalucía, sobre todo a partir de sus éxitos europeos en el siglo XXI, acumulando varias UEFA Europa League que adornan sus vitrinas y hacen que su himno suene con eco en toda Europa.

El derbi sevillano: pasión, anécdotas y locura futbolera

El derbi sevillano entre Sevilla FC y Betis es considerado uno de los más intensos de España, y no solo por la entrega que muestran los jugadores en el campo, sino por la atmósfera incomparable que se vive antes, durante y después del partido. La llamada “semana de derbi” en Sevilla es un hervidero: los bares se llenan de debates, las redes sociales echan humo, y hasta el más despistado se entera de que la ciudad se encuentra en ebullición.

El derbi que paraliza la ciudad

Los aficionados sevillistas y béticos utilizan el derbi para medir fuerzas, presumir de la grandeza de su equipo y, de paso, soltar alguna que otra puya amistosa (o no tanto) al contrario. Durante los días previos, los balcones se decoran con banderas rojas y blancas o verdes y blancas. También es habitual ver camisetas por doquier, y las emisoras de radio hacen cuentas sobre posibles alineaciones, predicciones y antecedentes históricos.

La ciudad se divide en dos, pero, curiosamente, también se une. Pese a la rivalidad y el pique, todo forma parte de esa idiosincrasia futbolera que convierte a Sevilla en una capital deportiva. Las bromas cruzan las calles y las casas, y el lunes posterior al partido siempre es un día señaladísimo. Quien gana se pasea ufano, y quien pierde se resigna a las burlas con la esperanza de tomarse la revancha en el siguiente encuentro.

Anécdotas que forjan leyenda

  • La traición del “Pato” Fillol: Ubaldo Matildo Fillol, uno de los mejores porteros argentinos de la historia, fichó por el Flamengo en 1985 después de un paso por el Atlético de Madrid. Lo curioso es que el Sevilla FC lo tentó y acabó vistiendo la camiseta rojiblanca, pero en la ciudad muchos béticos lamentan que el club verdiblanco no terminara de firmarlo antes. Aunque no fue una ‘traición’ en sí misma, la historia se recuerda como uno de esos fichajes frustrados que tanto dan que hablar en la vida real y en la barra del bar.

  • El gol que silenció un bautizo: Se cuenta que en cierta ocasión, durante un derbi de la década de los 60, el ruido de un gol del Betis fue tan estruendoso que, en la iglesia donde se estaba oficiando un bautizo, el cura se vio obligado a parar unos segundos porque las campanas y el griterío se imponían al acto religioso. Leyenda o realidad, la anécdota muestra cómo el fútbol domina la cotidianidad de la ciudad hasta en los momentos más insospechados.

  • La aventura internacional de Joaquín: Uno de los ídolos históricos del Betis, Joaquín Sánchez, pasó por clubes como el Valencia, el Málaga o la Fiorentina. Cada vez que el eterno 17 verdiblanco volvía al Betis, la afición se volvía loca. El sevillismo, por su parte, siempre le ha reconocido la calidad, pero jamás dejó de recordarle cada derbi perdido. Es la típica convivencia sevillana: admiración al futbolista y a la vez rivalidad intensa.

Época dorada y altibajos: ascensos, descensos y títulos

Como en toda rivalidad centenaria, no ha habido una línea recta de éxitos para ninguno de los dos clubes. Tanto Sevilla FC como Betis han pasado por momentos gloriosos y épocas amargas. Uno de los aspectos que hacen especial esta rivalidad es que, incluso en los años más difíciles, la pasión de la afición no decae, y el apoyo a sus colores permanece inquebrantable.

El Sevilla FC y su idilio con Europa

Si hay un club en el mundo que pueda presumir de su idilio con la UEFA Europa League, ese es el Sevilla FC. Bajo la dirección de técnicos como Juande Ramos, Unai Emery o Julen Lopetegui, el equipo ha logrado proclamarse campeón en múltiples ocasiones (2006, 2007, 2014, 2015, 2016, 2020 y 2023), convirtiendo al conjunto de Nervión en el equipo más laureado de la competición.

Estos éxitos europeos han catapultado la imagen internacional del Sevilla FC, situándolo en el mapa como un rival temible. Figuras como Kanouté, Dani Alves, Ivan Rakitić, Éver Banega o Jesús Navas han dejado su huella en el Ramón Sánchez-Pizjuán, enamorando a la afición y demostrando que el Sevilla sabe gestionar talentos y competir a máximo nivel.

El Betis y su gen luchador

El Betis, por su parte, ha tenido que batallar con más altibajos. Ha vivido varios descensos a Segunda División, pero siempre ha logrado reponerse y volver con fuerza, alimentando su lema “Viva el Betis manque pierda”. Es en esa frase donde se encapsula el carácter de su hinchada: un amor incondicional capaz de aguantar los chaparrones y festejar los días soleados con mayor entusiasmo que nadie.

Momentos destacados para la parroquia verdiblanca incluyen la Copa del Rey conquistada en 1977 frente al Athletic Club y la recordada final de 2005 ante Osasuna. Además, en 2022, el Betis logró levantar de nuevo la Copa del Rey, una alegría largamente esperada que llenó la Plaza de la Giralda y la Fuente de la Palmera de banderas verdiblancas hasta altas horas de la madrugada.

Los estadios: templos del fútbol sevillano

La intensidad de la rivalidad también tiene mucho que ver con el entorno en el que se disputan los partidos. Los estadios del Sevilla FC y del Betis son dos templos sagrados donde cada fin de semana se congregan miles de fieles deseosos de gritar, celebrar y, a veces, sufrir.

El Ramón Sánchez-Pizjuán

Inaugurado en 1958, el Ramón Sánchez-Pizjuán debe su nombre a uno de los presidentes más carismáticos de la historia del Sevilla FC. Conocido popularmente como “La Bombonera de Nervión”, este estadio presume de una acústica que retumba en los oídos de cualquier rival. El graderío rojiblanco se convierte en una caldera cuando el equipo salta al campo, y la afición entona su famoso himno con un fervor que pone la piel de gallina.

En sus gradas han vibrado aficionados de toda Europa, especialmente en las noches mágicas de la Europa League, donde el Sevilla forjó sus mayores leyendas internacionales. Muchos rivales comentan que jugar en el Sánchez-Pizjuán no es solo enfrentarse al Sevilla, sino también encarar a una afición que se deja el alma desde el primer hasta el último minuto.

El Benito Villamarín

Por el otro lado, el Estadio Benito Villamarín (construido originalmente en 1929 y remodelado en diversas ocasiones) es la casa de la hinchada verdiblanca. Con capacidad para más de 60.000 espectadores, es uno de los estadios más grandes de España. Su atmósfera es única: banderas, bufandas y un mosaico verde y blanco reciben al equipo cuando sale al césped. Es habitual escuchar a la afición bética cantar “El Glorioso” o el “Himno del Betis” a pleno pulmón, poniendo los pelos de punta a propios y extraños.

El Benito Villamarín se convierte en una olla a presión en cada derbi, cuando la grada late al unísono. Para los béticos, ver a su equipo ganar en su casa ante el eterno rival es una de las sensaciones más gratificantes que un aficionado puede experimentar.

Ídolos que alimentan la pasión sevillista y bética

Ninguna gran rivalidad futbolística se entiende sin la aparición de futbolistas carismáticos, capaces de encarnar los valores del club y marcar épocas enteras con su talento y su carisma.

Leyendas del Sevilla FC

  • Juan Arza: Conocido como “El Niño de Oro”, destacó en la década de los 50 como uno de los máximos goleadores del Sevilla y de la Liga española. Arza personificaba la casta y el coraje que tanto se valora en Nervión.

  • Pablo Alfaro: Defensor contundente y con un temple de acero, encarnó la épica de la zaga sevillista en los años 90 y principios de los 2000. Sus duelos con delanteros rivales eran batallas aparte dentro de cada partido.

  • Frederic Kanouté: El maliense se convirtió en un verdadero ídolo de la afición sevillista a partir de 2005. Su elegancia, goles decisivos y compromiso social fuera del campo le ganaron el cariño eterno de la parroquia rojiblanca.

  • Jesús Navas: Uno de los capitanes más emblemáticos. Nacido en Los Palacios, es el jugador que atesora más partidos oficiales con el Sevilla FC. Su velocidad endiablada, desborde y capacidad de asistencia lo han situado en el Olimpo de los grandes jugadores sevillistas.

Ídolos del Real Betis Balompié

  • Luis del Sol: Un mediocampista con una visión de juego extraordinaria, formó parte del Betis en los años 50. Posteriormente fichó por el Real Madrid y la Juventus, siendo uno de los primeros españoles en triunfar en Italia. Aun así, nunca olvidó sus orígenes verdiblancos.

  • Rafael Gordillo: Jugó tanto en el Betis como en el Real Madrid, pero su corazón siempre estuvo teñido de verde. Conocido por su interminable recorrido en la banda izquierda, Gordillo es, hasta hoy, uno de los referentes históricos del club.

  • Joaquín Sánchez: Símbolo del Betis en el siglo XXI. Su desparpajo, sus regates y su carisma único han hecho de él uno de los jugadores más queridos en toda la historia bética. Encarna el lema “manque pierda” con una sonrisa que contagia alegría dentro y fuera del campo.

  • Rubén Castro: Aunque no sea canterano, se convirtió en uno de los máximos goleadores en la historia del Betis. Sus tantos fueron fundamentales para el regreso a Primera y para sellar victorias memorables en el Benito Villamarín.

La rivalidad en el siglo XXI: entre la modernidad y la tradición

El fútbol sevillano ha experimentado una modernización constante en el siglo XXI. Tanto el Sevilla FC como el Betis han invertido en la mejora de sus infraestructuras, en la profesionalización de sus plantillas y en la expansión de su marca más allá de las fronteras españolas. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado: la pasión irreductible que se siente en cada derbi sevillano.

Las redes sociales: un nuevo campo de batalla

Con la llegada de las redes sociales, la rivalidad ha encontrado un nuevo espacio para expresarse. Los “piques” se han trasladado a Twitter, Instagram y Facebook, donde los aficionados comparten memes, vídeos y comentarios en tiempo real. Las discusiones ahora trascienden las conversaciones de bar y llegan a todos los rincones del mundo. Esta exposición mediática ha incrementado la repercusión del derbi, que en cada edición congrega a periodistas deportivos de diferentes países para vivir de cerca el ambiente único de la capital andaluza.

El orgullo andaluz en Europa

Si el Sevilla FC ha alzado varias UEFA Europa League, el Betis también ha tenido sus apariciones en competiciones europeas, dejando huella con un estilo alegre y ofensivo. Aunque con menos frecuencia que su rival, el Betis ha demostrado que, cuando se lo propone, puede plantar cara a los grandes de Europa. Para la afición verdiblanca, ver a su equipo compitiendo en el Viejo Continente es un motivo de orgullo que trasciende las fronteras de la ciudad y deja claro que la pasión por el Betis no tiene límites.

La cultura derbi: gastronomía, peñas y tradiciones compartidas

Una de las características más bonitas de la rivalidad entre Sevilla FC y Betis es que, pese a toda la tensión que rodea cada enfrentamiento, la ciudad sigue siendo un lugar de convivencia y fiesta. No hay más que pasear por los bares del centro para ver a béticos y sevillistas juntos, cada cual con su camiseta, compartiendo tapas y cervezas mientras discuten sobre el once inicial o el sistema de juego de su equipo.

Las peñas y la hermandad futbolera

En Sevilla hay multitud de peñas, tanto sevillistas como béticas, repartidas por cada barrio y cada municipio de la provincia. Estos lugares se convierten en auténticos santuarios donde los hinchas se reúnen para ver los partidos, comentar las jugadas y organizar desplazamientos para seguir al equipo. Más allá de las rivalidades, en numerosas ocasiones las peñas de ambos clubes han organizado eventos benéficos conjuntos, demostrando que, cuando se trata de causas solidarias, la pasión futbolera puede unirse en un objetivo común.

Tapas y tertulias eternas

La gastronomía sevillana va de la mano con el fútbol. No hay nada más típico que ver un partido en un bar, pidiendo unas “espinacas con garbanzos” o un “montadito de pringá”, mientras se discute con el vecino de mesa sobre si tal o cual jugador está en mejor forma. Después del derbi, sea cual sea el resultado, las calles se llenan de aficionados celebrando o lamentando la derrota, pero siempre con un buen plato de jamón, un rebujito o una cerveza para acompañar las emociones.

Futuro de la rivalidad: ¿hacia dónde camina el derbi sevillano?

La rivalidad entre Sevilla FC y Real Betis Balompié tiene más de cien años de historia, y lejos de desgastarse, se renueva con cada generación de aficionados. Las nuevas inversiones y los proyectos deportivos de ambos clubes apuntan a un crecimiento continuo, no solo a nivel nacional, sino también internacional. Tanto sevillistas como béticos tienen la mirada puesta en la clasificación europea y en la conquista de nuevos trofeos que sigan engordando las vitrinas de sus respectivos museos.

Rumbo a nuevas metas deportivas

Mientras el Sevilla FC se propone consolidarse como uno de los grandes de España y aspirar a posiciones de Champions League con regularidad, el Betis busca mantenerse entre los puestos de honor y volver a competir en Europa con frecuencia. Los refuerzos y el buen trabajo de cantera serán clave para que ambos clubes sigan dando alegrías a sus hinchadas.

La cantera y la nueva savia

Sevilla es una de las ciudades con mayor tradición formativa de futbolistas. Las canteras de Sevilla FC y Betis nutren tanto a los equipos absolutos como a otras formaciones de la geografía española. Descubrir nuevas perlas que defiendan los colores con orgullo es una apuesta segura para el futuro. De esas canteras saldrán los protagonistas de los futuros derbis, que, a buen seguro, heredarán la pasión de quienes los precedieron.

Un derbi que trasciende el fútbol

Al final del día, el derbi sevillano es mucho más que un partido de noventa minutos. Es una manifestación cultural, una tradición arraigada en la identidad de una ciudad que vive el fútbol con una intensidad que pocos lugares pueden igualar. Sevilla FC y Betis dividen corazones, pero al mismo tiempo son capaces de unir a la gente en la celebración de la fiesta deportiva.

El colorido de las gradas, los cánticos, los piques amistosos (y algunos no tanto), las tertulias interminables y las calles engalanadas conforman un espectáculo difícil de describir con simples palabras. Es algo que hay que vivir, sentir y experimentar.

Así que, si alguna vez te encuentras en Sevilla en semana de derbi, no dudes en sumergirte en la atmósfera de la ciudad. Visita los estadios, prueba la gastronomía, habla con los aficionados y déjate contagiar por la pasión que corre por las venas de esta rivalidad centenaria. Porque, al final, el fútbol y la vida van de la mano en esta ciudad, y no hay mayor testimonio de ello que la eterna competencia entre Sevilla FC y Real Betis Balompié.